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Orwell, una guerra sin épica

Traducción de Ramon Folch i Camarasa

La butxaca

336 páginas


De la guerra civil española se ha hablado mucho (que no demasiado, ojo) en películas mejores y peores y en libros tan maravillosos como esos girasoles ciegos de Méndez que tanto me cautivó. Como pasa siempre, con cualquier gran momento histórico, lo que nos ayuda a entender y a empatizar más que las cifras son las pequeñas historias que han sucedido en ellas. Es decir, el Titanic nos conmueve más por la historia de amor truncada de Jack y Rose que por el hecho de saber que allí se perdieron 1.500 vidas. Necesitamos nombres propios, historias personales, sentimientos. Eso es lo que nos llega.

Eric Arthur Blair, conocido por todxs como George Orwell, nos cuenta su experiencia como combatiente desde las trincheras en su famoso ‘Homenaje a Cataluña’. Y hay muchos motivos para leerlo. Para empezar, que un escritor y periodista inglés, nacido en la India, por cierto, relate la guerra civil española desde dentro es un plus para este libro, es más, ahí reside en buena parte el interés y el encanto de esta narración, pues nos ofrece a la vez vivencias relatadas en primera persona y desde primera línea, pero sin perder esa mirada extranjera que es capaz de verlo todo desde una óptica diferente, con curiosidad, con ojos como de niño que descubre el mundo por primera vez. En este caso, de alguien que va descubriendo el carácter de un país. Sí, también la fastidiosa burocracia española y ese "vuelva usted mañana" que tan bien relató Larra.

Hay un segundo rasgo de estas memorias que las hacen profundamente valiosas y es que no hay épica en sus palabras. No hay vencedores ni vencidos. No hay grandes figuras, ni lo más importante son los ideales, aunque no cabe duda de que Orwell los tenía. De lo contrario no te metes en una guerra que, a priori, no es la tuya para defender un sistema social. Esa falta de épica, ese tocar de pies en el suelo, nos acerca a la realidad de una guerra donde lo que de verdad preocupa a quienes la luchan es el frío, la humedad, la escasez de comida y la falta de cigarrillos. Porque hacer la revolución está bien, pero quedarse sin sus Lucky Strike no tanto.


Sus experiencias nos acercan a esta realidad sin triunfalismos de una guerra en la que los combatientes no saben disparar un arma, y en algunos casos ni siquiera han visto una. Soldados jóvenes, personas que van a parar a uno u otro bando por casualidad o por fuerza más que por convicciones y una precariedad que, como a Orwell, no deja de sorprendernos.

Además de su estancia en el frente de Aragón, como perteneciente al POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), el autor nos relata las luchas internas en el bando “rojo”, entre socialistas, comunistas y anarquistas. Unas disputas que el mismo Orwell presenciará en Barcelona, tras regresar de las trincheras al ser herido por un fusil, obligándole a marchar de España in extremis y muy a su pesar.


Este es, pues, un testimonio sin fanatismos ni exaltaciones pero con nombres propios y con sentimientos. Quizás solo una pequeña pieza para montar ese puzzle de la guerra civil española en el que tanta falta hacen voces como la de Orwell.

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