Un cuarto propio, Virginia Woolf
Editorial La Temerària 140 páginas
Traducción de Helena Valentí
"Durant molts segles, les dones han fet de miralls màgics, amb el poder deliciós de reflectir els personatges masculins el doble de la mida natural"
Como no podía ser de otra forma, he empezado este 2021 con una lectura de mi autora favorita. O bueno, una relectura, mejor dicho, pues ya había leído este libro hace un par de años. Estoy hablando, ni más ni menos, que del clásico de Virginia Woolf: Un cuarto propio.
A pesar de que hace mucho tiempo que tengo la intención de releer este libro, no soy una persona muy dada a las segundas lecturas, y siempre me cuesta encontrar el momento para hacerlo. Pienso que, habiendo tantos libros que me interesan en el mundo, y que no tendré tiempo de leer, no puedo "perder" el tiempo con los que ya he leído, por mucho que me apasionen. Reconozco que, detrás de esta excusa, también se esconde un miedo involuntario a la posibilidad de la decepción de una relectura; que el libro no sea todo aquello que yo recuerdo; el miedo a la caída de un mito, supongo.
Pero, de nuevo, como cada vez que, por fin, me decido a volver a adentrarme en alguno de mis libros de favoritos, me he dado cuenta de lo infundado de mis pensamientos. Una segunda lectura (generalmente) aporta tanto, o más, que la primera. Ya no solo por todo lo que podías haberte perdido en una primera exploración, en la que te adentrabas en territorio desconocido, quizás con ideas preconcebidas que no te dejaban ver claramente algunos aspectos que a primera vista pueden pasar desapercibidos, sino también por los cambios que experimentas tú mismx en tu vida, que pueden llevarte a percibir el argumento de dicha obra de una forma muy distinta a como lo hiciste la vez anterior. Sin voluntad de enrollarme más sobre este tema, si os interesa os recomiendo fervorosamente que leáis el artículo A lifetime of lessons in "Mrs. Dalloway", de Jenny Offil, publicado por "The New Yorker", que explica, mucho mejor que yo, este proceso de cambio y maduración a través de una novela.
Pero yo he venido a hablar de mi libro. No de mi libro, literalmente, pero sí un poco figuradamente. Porque Un cuarto propio fue el segundo libro de Woolf que leí -después de Mrs. Dalloway, que a día de hoy es mi novela favorita-, y siempre lo he guardado en un rincón especial de mi corazón. Ya no recuerdo cómo llegó a mis manos, lo que sí recuerdo es que lo tomé prestado de una biblioteca, y esta segunda relectura también fue la excusa perfecta para, por fin, hacerme con mi propio ejemplar, que he subrayado y marcado sin piedad.
Woolf escribió este ensayo basándose en una serie de charlas que ella misma dio en Girton y Newnham College, dos universidades femeninas, allá por 1928. En estas conferencias, sobre "Las mujeres y la novela", la autora se adentra, no sin una gran ironía y sentido del humor -armas que le permitían, imagino, camuflar su enojo e indignación- en lo que podemos considerar hoy como uno de los primeros libros feministas. Abundan en él las referencias de viejos profesores y académicos, que opinan por ejemplo, que "ninguna mujer, de ahora, de antes o del futuro, puede tener el genio de Shakespeare", o que "la mayoría de mujeres tienen falta de carácter", o que "tienen el cerebro más plano".
La escritora inglesa planta cara a toda esta herencia social y cultural que nos ha marcado durante siglos, y quien mejor que ella, argumentando que, si las mujeres hasta ahora no han tenido tanto éxito en las artes, no ha sido por falta de genio, sino por falta de recursos. Ella, que posee una habitación propia (con cerrojo) y quinientas libras anuales, puede dedicarse a lo que le apasiona, ¡y de qué manera! Pero Woolf, claro, es consciente de que ella encarna una minoría.
No quiero decir mucho más, porque no vale la pena intentar explicar una obra que se explica a sí misma con tanta facilidad; solo decir que estoy segura de que las asistentes a las charlas de Virginia Woolf salieron más que motivadas de estas conferencias, que nos siguen inspirando hoy en día.
Comments