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El pequeño Tolstói

Traducción de Víctor Andresco Kuraitis

Alianza editorial

520 páginas


Rondaba un joven Tolstói los 23 añitos cuando se propuso eso que a todo escritor se le ha pasado alguna vez por la cabeza: dejar su vida por escrito. Y así lo hizo.


Publicadas por separado, las memorias de Tolstói constituyen la primera obra del autor, en la que, bajo el seudónimo de Nicolás Petrovitch Irteneff, nos presenta a su familia y su entorno, nos confiesa algunos episodios que le han marcado y nos trasladan a esa Rusia de los zares que le vio nacer y crecer. Con un estilo claro, sencillo y sin florituras, vamos descubriendo el mundo del autor desde su mirada infantil y llena de sensibilidad, del niño que adora a su madre y admira al hermano mayor, que hace una travesura y luego se arrepiente.


Dividido en pequeños capítulos temáticos, estas tres etapas de su vida (reunidas en una sola obra en la versión de Alianza editorial), coinciden con tres momentos de su vida en la que Leon va creciendo y descubriendo sentimientos como la pérdida, el dolor o la amistad. Desde sus días de infancia más tiernos hasta su época universitaria en la que conocemos a un joven con dudas, como cualquiera, que aspira a la máxima virtud y que trata de ser coherente con sus pensamientos y sus actos.


Es este un Tolstói cercano cuya lectura resulta ligera, plácida y entrañable. Unas memorias que tienen la ventaja de estar escritas cuando los hechos que narran son aún frescos y cercanos y que, por ello, contienen sentimientos y detalles muy vívidos. No están hechos desde un recuerdo vago del pasado y, por ello, no tienen tanto una idealización nostálgica, sino que mantienen todavía esa esencia de la novedad, del descubrimiento, ese ir creciendo, esa mirada aún algo inocente.


El autor de esta joyita, publicaría una década después, Guerra y paz y Ana Karenina, esos grandes títulos, esas obras magnas de la letras rusas y universales que con solo pronunciarlos huelen a tótem, a tocho, a intocables. Por eso, seguramente, vale tanto la pena recuperar esa autobiografía en la que vemos al niño frágil, al adolescente que busca su sitio en el mundo, al joven que no sabe todavía qué hacer con su vida.


PD: Por cierto, aprovechando este post dedicado a Tolstói, no podíamos olvidarnos de compartir esa maravillosa serie de Guerra y paz que se ha hecho recientemente y que nos encanta. Con unos escenarios maravillosos y unos personajes entrañables, la serie de Tom Harper consta de ocho capítulos (la cantidad justa) y es una delicia. La encontraréis en Filmin.


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